lunes, 7 de septiembre de 2009

¡¡Necesito urgentemente un coche!!

Necesito un coche. No por lujo ni comodidad, sino por necesidad. Vivimos en una colonia lejos del centro de la capital y lejos también de centros comerciales, mercado, bancos, avenidas principales y también lejos de la escuela de mi pequeño Petiso.
Una vecina muy amable me lleva todos los días a la escuela de mi hijo pues el suyo va en la misma. Por una módica cooperación que le doy al mes viene hasta la puerta de mi casa y nos traslada al John Dewey, tanto a la hora de entrada como de salida.
Hoy me avisó que la próxima semana se tomará dos días del puente, con motivo de la celebración del Día de la Independencia, y entonces ¿cómo llevaré al niño al pre-escolar?
Me quiero morir. No tengo dinero para pagar un taxi, lo que cobran es un insulto, una indecencia, al menos para nuestro bolsillo.
Depender de los demás no me gusta, aunque he aprendido a hacerlo por mera necesidad. Me angustia, me pone triste no saber ahora cómo llevaré a mi nene al cole la próxima semana.
Ya lo he dicho antes: necesito trabajar para poder comprar un auto, pero necesito un coche para ir a trabajar. Todo nos queda lejísimos. Un cuento de nunca acabar.
Dios proveerá.

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