miércoles, 24 de marzo de 2010

Hoy no quiero ser yo

Hoy tengo ganas de no ser yo. Tengo ganas de salir, de ir a caminar por ahí sin pensar bajo el sol, entre los árboles, con los pies descalzos sobre el pasto.

No quiero sentir dolor, me duele la espalda, la cabeza, todo el cuerpo. Es cansancio acumulado, presión, trabajo, trabajo, trabajo. No sólo el trabajo profesional. Es el trabajo de casa, el trabajo con el niño, comida, horarios, llegar temprano, limpieza.

No me alcanza el día para nada. No quiero sonar a quejumbrosa pues lo que pedía a gritos era tener un trabajo profesional. Sólo quiero decir que estoy cansada.

Tal vez es el resultado que viví desde que comenzó el mes, luego que atropellaron a mi papá. Él está mejor, gracias a Dios.

Yo sólo estoy sintiendo los resultados de la preocupación, la tristeza, la impotencia, el enojo y las pocas horas de sueño que me dejó esa situación.

Me duele, sobre todo, la espalda justamente en la zona del hombro izquierdo. No sé qué estoy cargando. Hay responsabilidades que no me tocan y que llevo cual caparazón.

Me duele el país, las madres que se han quedado sin hijos porque se los han matado los sicarios o el ejército.

Pienso mil cosas. Lloro por dentro. A veces esto de ser sensible no es muy agradable.

Es por eso que no quiero ser yo, al menos un rato, al menos hoy. Pero no puedo. Sé que debo buscarme un espacio para mí, para el silencio, para la reflexión, para saber cómo reciclar todo esto, quedarme sólo con lo positivo.