domingo, 27 de junio de 2010

El muro de las lamentaciones

Este pobre blog abandonado es el muro de las lamentaciones. Aquí vengo cuando ya no me queda nada por hacer. En los últimos días he hecho muchos esfuerzos que sólo se quedan en eso. Ya no quiero caminar, ni intentar, ni soñar, ni aspirar, ni desear, ni pedir, ni esperar. No quiero nada más. Tal parece que estoy en una de esas malas rachas en la que me está tocando llegar al fondo. Mi carrera periodística se esfuma. No hay nada que la sostenga. Yo misma no puedo sostenerla. No tengo tiempo ni apoyo para hacerlo. Se acabó. Me duele. Me parte el corazón en dos. No estudié para quedarme a ser mamá y ama de casa. Me rehuso. Pero no me queda otra alternativa. Nadie me apoya. Es triste. Tengo que dejar toda mi vida para dar vida. Y me parece de lo más injusto que me ha tocado vivir. Estoy triste, decepcionada, deprimida. No sé si esto pasará pronto o cuánto tiempo me tome levantarme. Sólo sé que ahora estoy en el fondo del pozo. No tengo ninguna esperanza. No puedo ayudar a nadie y tampoco tengo a nadie quien me ayude. Sólo soy un cuerpo sin alma deambulando por ahí.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Hoy no quiero ser yo

Hoy tengo ganas de no ser yo. Tengo ganas de salir, de ir a caminar por ahí sin pensar bajo el sol, entre los árboles, con los pies descalzos sobre el pasto.

No quiero sentir dolor, me duele la espalda, la cabeza, todo el cuerpo. Es cansancio acumulado, presión, trabajo, trabajo, trabajo. No sólo el trabajo profesional. Es el trabajo de casa, el trabajo con el niño, comida, horarios, llegar temprano, limpieza.

No me alcanza el día para nada. No quiero sonar a quejumbrosa pues lo que pedía a gritos era tener un trabajo profesional. Sólo quiero decir que estoy cansada.

Tal vez es el resultado que viví desde que comenzó el mes, luego que atropellaron a mi papá. Él está mejor, gracias a Dios.

Yo sólo estoy sintiendo los resultados de la preocupación, la tristeza, la impotencia, el enojo y las pocas horas de sueño que me dejó esa situación.

Me duele, sobre todo, la espalda justamente en la zona del hombro izquierdo. No sé qué estoy cargando. Hay responsabilidades que no me tocan y que llevo cual caparazón.

Me duele el país, las madres que se han quedado sin hijos porque se los han matado los sicarios o el ejército.

Pienso mil cosas. Lloro por dentro. A veces esto de ser sensible no es muy agradable.

Es por eso que no quiero ser yo, al menos un rato, al menos hoy. Pero no puedo. Sé que debo buscarme un espacio para mí, para el silencio, para la reflexión, para saber cómo reciclar todo esto, quedarme sólo con lo positivo.

martes, 9 de febrero de 2010

El mejor trabajo del mundo

El año ha comenzado bien. Tuvimos unas excelentes vacaciones, Don D no se enfermó ni Petiso tampoco. Y ahora que ha iniciado el mes de febrero ¡Ya tengo trabajo! Es el mejor trabajo del mundo. Edito una página de noticias locales y lo mejor de todo: ¡Desde mi casa!
Esto es mejor de lo que imaginé podría ser un trabajo, luego de mis poco más de dos años de no laborar. Estoy feliz, muy feliz. Podré ayudar con los gastos de la casa y mi cerebro dejará de enmohecer, jajaja.