miércoles, 5 de octubre de 2011

No tengo ganas de hacer nada. Ya no quiero vivir. Pero quienes me aman no se lo merecen.

martes, 20 de septiembre de 2011

¿Cosméticos?

Hay días que quisiera morirme o desaparecer y hoy es uno de ellos. Tengo deseos de trascender, de seguir con mi carrera profesional. Pero ni mi situación personal ni la del país me ayudan. No quiero quedarme con las ganas de.
Y lo peor es que tendré que cambiar de giro. Tendré que dedicarme a hacer algo que nunca he hecho, pero que me llama la atención y que no sé qué resultados me dará. ¿Me imaginan vendiendo cosméticos y haciendo que las mujeres se sientan bellas? Yo tampoco. Pero he de probar, no quiero hacerme grandes expectativas, sólo seguir el abc. Ya les contaré cómo me va.

domingo, 29 de mayo de 2011

¡Que Dios nos ampare!

Hace tiempo que no entraba. Hoy lo hago sólo para decir que estoy muy arrepentida de lo que hice. Le reclamé de mal modo a un vecino (un chico joven de unos veintitantos años, al parecer, trabajador del vecino y padre de familia que es más o menos de nuestras edades) por robarse mi agua.
El vecino es recién llegado a la colonia. Mi marido ya le había dicho que le prestaba nuestra manguera para llenar la pequeña piscina de plástico donde sus hijas se bañaban. Dijo la manguera, más no el agua. El vecino se tomó la mano y el pie. Y siguió usando nuestra agua.
Con esa manera de reaccionar tan fuerte que tengo, salí de casa y recogí mi manguera. Unos minutos después, mi marido escuchó al vecino despotricar contra mí: "salió la pinche vieja. La dejé hablando sola"... Otra cosa que dijo de mí fue: "todo por una manguera que cuesta 40 pesos". "A la verga", añadió el vecino.
Mi marido tuvo la idea de ir a disculparnos con el vecino por "mi reclamo". El vecino, jefe del chico que usó nuestra manguera y nuestra agua, dijo que el joven era su trabajador y que ya le había llamado la atención porque se atrevió a usar nuestra agua.
¡Ay ajá! Si es su empleado, seguro hace lo que el patrón le dice, ¿no?
En fin, que la disculpa fue bien recibida por los vecinos.
Pero yo no me quedo tranquila. Ya saben que los mexicanos somos muy vengativos y rencorosos. Así que espero en Dios que no vayan a vengarse de nosotros.
No tengo nada contra nadie. Pero tengo mis dudas. Los vecinos se ven de bastante dinero, no trabajan y sus autos tienen placas de Michoacán.
Que Dios nos ampare.

domingo, 27 de junio de 2010

El muro de las lamentaciones

Este pobre blog abandonado es el muro de las lamentaciones. Aquí vengo cuando ya no me queda nada por hacer. En los últimos días he hecho muchos esfuerzos que sólo se quedan en eso. Ya no quiero caminar, ni intentar, ni soñar, ni aspirar, ni desear, ni pedir, ni esperar. No quiero nada más. Tal parece que estoy en una de esas malas rachas en la que me está tocando llegar al fondo. Mi carrera periodística se esfuma. No hay nada que la sostenga. Yo misma no puedo sostenerla. No tengo tiempo ni apoyo para hacerlo. Se acabó. Me duele. Me parte el corazón en dos. No estudié para quedarme a ser mamá y ama de casa. Me rehuso. Pero no me queda otra alternativa. Nadie me apoya. Es triste. Tengo que dejar toda mi vida para dar vida. Y me parece de lo más injusto que me ha tocado vivir. Estoy triste, decepcionada, deprimida. No sé si esto pasará pronto o cuánto tiempo me tome levantarme. Sólo sé que ahora estoy en el fondo del pozo. No tengo ninguna esperanza. No puedo ayudar a nadie y tampoco tengo a nadie quien me ayude. Sólo soy un cuerpo sin alma deambulando por ahí.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Hoy no quiero ser yo

Hoy tengo ganas de no ser yo. Tengo ganas de salir, de ir a caminar por ahí sin pensar bajo el sol, entre los árboles, con los pies descalzos sobre el pasto.

No quiero sentir dolor, me duele la espalda, la cabeza, todo el cuerpo. Es cansancio acumulado, presión, trabajo, trabajo, trabajo. No sólo el trabajo profesional. Es el trabajo de casa, el trabajo con el niño, comida, horarios, llegar temprano, limpieza.

No me alcanza el día para nada. No quiero sonar a quejumbrosa pues lo que pedía a gritos era tener un trabajo profesional. Sólo quiero decir que estoy cansada.

Tal vez es el resultado que viví desde que comenzó el mes, luego que atropellaron a mi papá. Él está mejor, gracias a Dios.

Yo sólo estoy sintiendo los resultados de la preocupación, la tristeza, la impotencia, el enojo y las pocas horas de sueño que me dejó esa situación.

Me duele, sobre todo, la espalda justamente en la zona del hombro izquierdo. No sé qué estoy cargando. Hay responsabilidades que no me tocan y que llevo cual caparazón.

Me duele el país, las madres que se han quedado sin hijos porque se los han matado los sicarios o el ejército.

Pienso mil cosas. Lloro por dentro. A veces esto de ser sensible no es muy agradable.

Es por eso que no quiero ser yo, al menos un rato, al menos hoy. Pero no puedo. Sé que debo buscarme un espacio para mí, para el silencio, para la reflexión, para saber cómo reciclar todo esto, quedarme sólo con lo positivo.

martes, 9 de febrero de 2010

El mejor trabajo del mundo

El año ha comenzado bien. Tuvimos unas excelentes vacaciones, Don D no se enfermó ni Petiso tampoco. Y ahora que ha iniciado el mes de febrero ¡Ya tengo trabajo! Es el mejor trabajo del mundo. Edito una página de noticias locales y lo mejor de todo: ¡Desde mi casa!
Esto es mejor de lo que imaginé podría ser un trabajo, luego de mis poco más de dos años de no laborar. Estoy feliz, muy feliz. Podré ayudar con los gastos de la casa y mi cerebro dejará de enmohecer, jajaja.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Desahogo

Ya estoy harta de ver que muchas de las personas que conocí cuando era periodista tienen ahora mucho éxito y miro hacia mí y no he hecho nada. Estoy cansada de ver el éxito en otros y yo no puedo hacer nada.
Los que fueron mis compañeros publican libros, se han titulado de la maestría, son jefes en sus nuevos empleos, ganan premios internacionales y yo aquí sentada en mi casa escribiendo un blog personal en donde pongo todas mis frustraciones. Me siento atada de pies y manos. Pero qué le voy a hacer.
Dicen que así es la vida de las mamás: encierro total. Yo conozco muchas mamás que dejan a sus hijos todo el día en las guarderías y se dedican a trabajar, a producir, a ganar dinero, a desarrollar su propia persona. Y yo aquí.
No sé si en realidad no puedo o es que no me atrevo. No me atrevo a dejar a Petiso mucho tiempo en la escuela o con su papá.
La verdad es que me tiene cansada el hecho de que mi marido siempre tiene demasiado trabajo. Cuando le toca quedarse una tarde o algunas horas de la tarde con él se cansa muy rápido y no le aguanta el paso al niño. Luego de haber estado al cuidado con el niño tiene cara de enojado. No me quedo a gusto dejándolo con él.
Yo me he llevado la peor parte de la maternidad: mucho trabajo, cansancio, desvelos además de las tareas de casa. Me siento muy triste, frustrada. Aunque mi marido me dice que estoy haciendo lo que debo.
Ya no aguanto más. A veces quisiera morirme. Pero cuando veo a mi niño lleno de vida, de ganas de correr y de hacer travesuras, pienso que mi sacrificio ha valido la pena. Aunque no sé cómo quedaré al final.